Coches, acción y 'Combustión'

21.04.2013 18:55

 

El cine más comercial se hace un hueco en la Sección Oficial. Adriana Ugarte, Álex González y Alberto Ammann componen un triángulo amoroso entre vehículos de gran cilindrada, robos a incautos seducidos por la ‘mujer fatal’, música dubstep de Carlos Jean y una escena de sexo pulcramente coreografiada para completar este producto pensado para la taquilla.
 
 
GONZÁLEZ, UGARTE Y AMMANN (R.L)
Los amantes de la velocidad y la acción en una estética videoclipera están de enhorabuena con la última película de Daniel Calparsoro, ‘Combustión’, que se ha presentado en el Festival de Málaga. Contrariamente a lo que se rumoreaba antes de su estreno, no es una cinta de alto voltaje erótico, pues tan sólo incluye una secuencia de este tipo entre Ari (Adriana Ugarte) y Mikel (Álex González). Lo que sí se encuentra a raudales es un desfile de coches de gran potencia, dosis de violencia y momentos de tensión, pues los personajes traspasan el borde de la legalidad.
 
Ari es la compañera de Navas (Alberto Ammann). Son el centro de una banda que se dedica a robar a hombres adinerados seleccionados previamente a los que Ari debe embaucar. Una vez en casa del elegido, hace entrar a Navas y su compinche Nano (Christian Mulas) y perpetran un robo. Este ‘modus operandi’ se repite hasta que llegan a Mikel, un joven de buena familia que trabaja en la joyería propiedad de la familia de su prometida, Julia (María Castro). Ella es una dulce y clásica señorita de clase alta, cuyos padres fallecieron en el atraco al establecimiento, un hecho que la traumatiza. Mikel acaba viendo en Ari un escape a esa vida ordenada que le empezaba a castrar.
 
El trasfondo del filme es el turbio mundo de las carreras ilegales, pero en palabras de Calparsoro “es básicamente una historia de amor pasional. Una mujer fatal y un chico que lo arriesga todo por ella. Y tiene acción, pero también está dirigida a un público femenino”, lo que según él justifica el que en la cacareada escena de sexo Álex González deje ver más ‘carne’.  Tampoco estorbará para atraer a otro ‘target’ comercial. González, por su parte, subraya que “nos hemos desnudado de muchas formas. Esa secuencia, por ejemplo, está a favor de la historia, y no al revés. Cuenta la ‘combustión’ que sienten ellos dos por dentro, que están deseando tocarse, olerse, comerse”.
 
Automovilismo, persecuciones y una chica, pero el realizador disipa todo punto machista que pudiera encontrarse entre tanta testosterona. “El personaje de Adriana es el que mueve los hilos, toma decisiones y deja de sufrir para atreverse a disfrutar, no hay nada vejatorio. Al principio parece que Navas la manipula, pero ella es fuerte y con carácter.” La intérprete confía que “yo, que no me considero una mujer objeto en mi vida, Ari me da 3.000 vueltas. La relación entre ella y Mikel es muy equilibrada, aunque el marco sea rocambolesco”. María Castro aporta que en este caso “los utilizados son los hombres, para sacarles un beneficio, hasta que llega el corazón. A mí me toca ser la sufridora, pero les veo y yo hubiera hecho lo mismo”.
 
COMERCIALIDAD
 
Elenco y director han defendido con vehemencia el cine comercial, en el que esta producción se encuadra sin disimulo alguno. Alberto Ammann no lo niega: “Si comercial es hacer taquilla, quiero hacer mucho”. Calparsoro señala que lo que buscan es “conectar con el público, pero no sólo se ha hecho para ganar dinero, sino para que a la gente le dé subidón y la disfrute”. La actriz opina que “si el cine comercial se entiende sólo como efectista, superficial y frívolo, es un horror. Hacer un cine lúdico con una historia de unos personajes que se aman, también es profundo y palpable. Podemos combinar una serie de conceptos que al final nos van a sumar”.
 
Lo que sí que suma es la banda sonora, compuesta por Carlos Jean. El DJ y productor alimenta con sus beats las escenas más trepidantes y colorea los momentos de intimidad entre los protagonistas. Diferentes ambientes que no debían chirriar en conjunto. “Controlar el tono fue lo más complicado”, confiesa el director. “Que no varíe el tono de la interpretación, de la historia que estás contando, ya que son secuencias muy dispares. Sólo nos ha faltado rodar bajo el mar”.

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