Mi cofradía de Barrio, más que una imagen. Dolores y Esperanza

Humildad y Paciencia, dos virtudes que reflejan a la perfeción el carácter de los ciudadanos que habitan en Cruz del Humilladero, mi barrio.

Una cofradía que nace de la dedicación de un grupo de jóvenes que quieren ver su imagen, la de Dolores y Esperanza, procesionar por las calles de su barrio, y lo consiguieron... a ellos les tengo que agradecer que desde 1.999 empiece una cuenta atrás cada vez que veo su imagen por mi barrio, 365,364,363...

Todo empezó desde la mas profunda Humildad, aún recuerdo el primer trono de madera, pequeñito y sin palio, saliendo del tinglao que se montaba en el llano donde ahora se encuentra la casa hermandad. Un llano que era el antiguo patio de un colegio, cuya puerta sigue estando en nuestra plaza, la plaza de la Galería de nuestros queridos Pepe y Pepa y sus dos hijas, la plaza de la Alegría, la plaza de todos y cada uno de los malagueños que vivimos entre el Mortadelo y el Romeo Esteo.

Recuerdo como año a año la imagen atraía a más y más vecinos que caían rendidos ante tanta belleza. Y fuimos creciendo, salimos del Ben Gabirol con el nuevo trono aún en madera sin barnizar, llegó nuestro cristo, la casa hermandad, el grupo escultórico que acompaña a nuestro cristo de Humildad y Paciencia,el nuevo trono de la virgen, etc. Mucha paciencia hemos tenido los "unioneros" y resto de vecinos hasta el día de hoy que vemos procesionar nuestros titulares con todo su esplendor, aunque aún nos queda la última meta, la Alameda.

Igual muchos no me creéis si os digo que soy ateo, o no entendéis el sentimiento tan profundo que me despierta un acto tan religioso. Pero para mi, mi cofradía, y sobre todo mi virgen, es mucho más que una imagen religiosa, es mi vida. Echo la vista atrás y la llevo viendo 15 años, y recuerdo cada uno de ellos por algo especial, me transmitió algo, no sé como catalogarlo, pero algo que impide que me la pierda ningun año. Recuerdo ir los primer años a ver a mi vecina que saliá de faraona, y luego de nazarena, encontrarme a mis amigos del colegio también en la procesión, ver como se cruzaba con el traslado del chiquito, como le cantaban la salve marinera en la Iglesia del Carmen... Hasta que salí de nazareno en la sección del Cristo (aunque no había cristo todavía), y vivía en primera persona las caras de sorpresa de la gente cuando aparecíamos por delante del la Estación de Autobuses (donde se le hizo una entrega floral en recuerdo de un hermano que falleció y todos conocían como "El Baby", Jonathan se llamaba  creo recordar) y me preguntaban: ¿Que procesión es esta?, y yo les contestaba muy orgulloso : Es la virgen de los Dolores y Esperanza, de calle La Unión.

Como podéis ver esta cofradía se ha convertido en parte de la vida de los vecinos y de la historia del barrio, cada año refleja la situación del barrio, cambio de recorrido por el metro, homenajes especiales, cambio del lugar de salida, de los lugares donde le cantaban saetas, etc. Cada año se ven niños nuevos de faraona, antiguos niños convertidos ya en adultos portando las imagenes con orgullo, niñas que han pegado ya el estirón y han pasado de ser faraonas a ser mantillas o incluso a sacar el trono del traslado, a nuestros mayores de promesa tanto en el traslado como en la procesión, y a personas que ya no se encuentran entre nosotros los sentimos cerca cuando tenemos las imagenes delante nuestra y pensamos: sé que están contigo.

Para terminar, quiero definir lo que me transmite en definitiva mi cofradía, a parte de ser parte de mi vida y de mi historia. Me ha enseñado que las cosas con esfuerzo se consiguen, aunque parezcan una locura al principio, aunque te tomen por loco y por paranoico, si tienes paciencia todo se consigue. Mis Sábados de Pasión ya son un ritual, me levanto tarde para estar descansado, miro el cielo, almuerzo y a las 16.00 estoy en la calle para ver la salida, para ver como todo un barrio deja los problemas, la crisis, todo, para ver a su virgen y a su cristo. Cuando suena el himno y la veo salir de su casa hermandad... ufff supongo que no hay palabras para explicarlo, los que sabéis que se siente me entenderéis. Luego la sigo por todo el barrio, calle la unión, estación de autobuses, erosky, expiración, y voy corriendo a coger sitio en la Iglesia del Carmen, de allí me voy a cenar rápido y a buscarla por paseo de los tilos para seguirla hasta su casa de nuevo, y ver su encierro, el fin de un día para soñar, oír como todo el barrio la llama guapa, como hay momentos de fervor y de expresión de los sentimientos más profundos de cada uno de los vecinos, y ver como se va escondiendo poco a poco mirándo su barrio... cierro los ojos y pienso: hasta el año que viene reina del barrio.