El máximo representante del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Málaga nos recibe en su despacho profesional. De trato afable y cercano, lejos de la rigidez estereotipada que acompaña a su profesión, afronta la dura situación con optimismo y, de hecho, bromea con su olfato, ya que creó su empresa, Avanza, en 2007 y ahora ostenta su responsabilidad colegial en pleno parón de la obra civil.
Ängel García Vidal relevó a Francisco Carmona en abril y es la cabeza visible de 700 colegiados en la provincia. Es un defensor de la ingeniería previa a las obras para evitar despilfarros y piensa que la gran mayoría del dinero invertido en infraestructuras ha supuesto grandes beneficios. Como ingeniero, destaca la participación en el Metro de Sevilla y en la redacción del PGOU de Madrid como grandes hitos personales, y es un convencido de que hay que salir fuera a buscar contratos.
- ¿Hacia dónde debe caminar la profesión de ingeniero de Caminos ahora que se ha detenido bruscamente la obra pública? En Málaga, se ha pasado de invertir más de 7.000 millones de euros en unos ocho años a prácticamente nada.
- Evidentemente, nosotros sufrimos estos recortes y tenemos que aplicar términos que encierran valores positivos pero que están tan manoseados y a veces mal utilizados como ‘reinventarse’, ‘internacionalización’ y ‘emprendedor’. Hay muchos compañeros trabajando fuera, es casi la única opción y muchas empresas que también lo intentan. Los ingenieros hemos tradicionalmente trabajado en las infraestructuras, pero también hemos participado en otra serie de trabajos. Nosotros siempre decimos que salimos muy bien preparados y con la cabeza muy bien amueblada [risas] y podemos trabajar también en sectores como las finanzas, la consultoría estratégica… Sin embargo, necesitamos aprender. Es muy difícil salir de la Escuela, montar un estudio y hacer el puente de Brooklyn.
- Antes de la crisis, todos pedíamos cuantas más obras mejor. Ahora, se considera despilfarro casi todo…
- Seguro que los ingenieros nos hemos podido equivocar a veces, pero creo que la base del despilfarro está más bien en lo político que en lo técnico. Los ingenieros proyectamos, estudiamos y construimos tras una decisión de un Gobierno. La vida útil de una infraestructura puede superar los 50 años si está bien planificada. Y en ese tiempo puede haber tres o cuatro crisis como ésta. Es verdad que esta crisis está durando mucho. Es una crisis muy mala y muy larga. Y venimos de una bonanza también muy buena y muy larga. Yo creo que el 90% de las inversiones en infraestructuras de los últimos diez o quince años han sido útiles.
- Últimamente la polémica e, incluso, las actuaciones judiciales se centran en eso tan nuestro que son los sobrecostes y los modificados de las obras…
- Mi opinión es que el problema lo generan las administraciones que favorecen las bajas en los concursos. Si se acabara con esto, las constructoras ni las consultoras las harían. Me presento a concursos en el extranjero y veo diferentes pliegos y normativas. Hay de todo. Si lo basamos todo en la oferta económica, aumentamos el riesgo de que existan esos sobrecostes. Muchas veces, los proyectos también se redactan con poco tiempo y con un precio a la baja. Los errores de ingeniería por premura y falta de recursos, sin contemplar todas las variadas alternativas que suelen existir, multiplican exponencialmente en la obra. Todo lo que se gaste en ingeniera se ahorra en obra. Parece mentira que a estas alturas no se pongan los medios. Al final, parece que es un juego en el que está todo el mundo metido, un procedimiento interiorizado.
- El Metro de Málaga se adjudicó por algo más de 400 millones de euros hasta la Malagueta y vamos ya rozando los 600 sin llegar al Centro…
- Durante las obras pueden surgir imprevistos. Pasa hasta en las obras que cualquiera hace en su casa y empiezan los famosos ‘pues ya que’. Lo que ocurre es que, claro, esto es dinero público y el asunto no tiene ninguna comicidad. En la obra pública todo no es una corrupción y un chanchuelleo. Hay bastante menos del que se piensa, aunque, por supuesto, ningún ámbito en la vida se libra de comportamientos incorrectos.
- ¿Qué posición tiene el Colegio sobre el Metro ahora que los inconvenientes económicos han suscitado el debate también técnico de si llegar hasta la Malagueta en superficie, dejarlo en la Alameda soterrado…?
- Politizar las obras públicas es lo peor que puede ocurrir. Las decisiones técnicas aúnan voluntades porque están argumentadas. Se pueden debatir y analizar pros y contras. Es muy difícil que haya desacuerdos si se antepone esto. Cuando prima la decisión política, los argumentos desaparecen.
- Aquí los políticos llegaron a debatir si se empleaba tuneladora o muro pantalla…
- Efectivamente. Y ese asunto, como todos, hay que sopesarlo. Las tuneladoras hay que fabricarlas, no se venden en una tienda, tienen que ser a medida, tiene este u otro efecto o ventaja, estos plazos… Y lo mismo con los muros pantalla. Es como estos debates de los 80 sobre que las autovías eran de izquierdas y las autopistas, de derechas…
- Sí, o los trasvases y presas, también son de derechas y las desaladoras, de izquierdas.
- Es ridículo. Y es una barbaridad que estas decisiones, que muchas veces se han tomado tres políticos más atrás, sean tumbadas tras un trabajo de mucho tiempo. En otros países, funcionan unos modelos en los que cambian los dirigentes, pero la administración no sufre tantos cambios políticos. A lo mejor el director general de Carreteras de Francia lleva 25 años. Aquí no.
- Pero, funcionalmente, para articular la ciudad, ¿qué hay que hacer con el Metro ahora mismo en este contexto?
- Es paradójico que el Metro vaya soterrado en las partes más amplias de la ciudad y en superficie en las más complicadas. Si la decisión es sólo económica, estamos de acuerdo que es un motivo de peso. Si va para largo el problema, se puede estudiar una solución intermedia, la mitad de la Alameda, que es lo que parece. Pero el trazado tiene que terminarse hasta la Malagueta, sino la explotación lo va a sufrir. Y, si lo sufre la explotación, va a pasar como con el tranvía de Vélez [se suspendió el servicio] o el de Jaén, que ni se puso en marcha.
- ¿Dejar grandes obras paradas como las del AVE a Sevilla, que tiene un 60% en obras, tiene un sobrecoste importante?
- Una infraestructura que se deja parada sufre y la reanudación tiene un coste añadido. A nosotros nos parece una barbaridad hacerlo en mitad. Antes de iniciarla, podría ser opinable, pero a estas alturas detenerla tiene consecuencias graves. Es una inversión que desaparece, puestos de trabajo…
- ¿Qué infraestructura haría falta para redondear la dotación de la provincia?
- ¿En modelo Cercanías? Porque este asunto sí que se ha abordado con poco rigor y mezcla de conceptos, que si metro, que si AVE…
- El Cercanías es fantástico. Si ya el Cercanías es bastante más rígido que una carretera, el AVE ni le cuento. Es complejo trazar el Cercanías entre Fuengirola y Marbella, pero se hace. Se tiene que hacer. Es imprescindible. El coste económico será elevado, pero el beneficio social, inmenso y el salto en calidad también.
- ¿Cómo valora que la Junta de Andalucía tenga en marcha sólo ocho de las 47 obras de saneamiento en la provincia, tal y como publicó Noticias21 hace unos días?
- Somos muy críticos porque estas actuaciones influyen directamente en la calidad de las personas. Tenemos una directiva europea para 2015, que ya de por sí ha tenido varias prórrogas, y que no vamos a cumplir. La inversión y la recaudación de los gobiernos ha caído, estamos de acuerdo en que la situación es así, pero tenemos el canon de mejora que se le está cobrando a todos los andaluces y no se está empleando. Parece que últimamente empieza a haber alguna actuación, pero es que se podía haber hecho antes. Ha habido dos o tres años en los que no se ha hecho nada absolutamente. Las empresas del ámbito y diferentes asociaciones propusieron que, con garantía al canon del agua, se solicitaran los créditos para poner en marcha las actuaciones urgentes y tampoco se hizo. Ya vamos tarde y mal. Y veremos a ver cómo solventamos la multa y las sanciones o volvemos a ponernos colorados y pedir una prórroga.
- La autopista de Las Pedrizas parece que no cubre las expectativas de tráfico que la contratista había previsto. Esto entronca con la polémica sobre el posible rescate a empresas que explotan autopistas.
- Esta autopista estoy convencido de que llegará a cumplir las expectativas. Eso sí, es complicado para un ciudadano que un Gobierno baraje la opción de rescatar esos consorcios y que no rescaten a una familia que la vayan a desahuciar. Yo lo entiendo y estoy hasta de acuerdo.
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